Bautismo de Deseo

¿Qué es un “bautismo de deseo”? ¿Entonces los niños muertos sin bautizar no van directamente al Cielo?

Este es un tema muy interesante y muy discutido aún por la teología de la Iglesia Católica. Durante muchos siglos se habló de la idea del limbo pero actualmente esta teoría resulta insuficiente para hablar del destino de los no nacidos. Por otro lado, sabemos que todos heredamos el pecado original y que el bautismo nos abre las puertas del Cielo. Existe lo que se llama el “bautismo de deseo” para aquellos que todavía viven en el seno de las madres. La Iglesia nos invita a confiar a la misericordia de Dios a aquellos que han muerto sin bautizar (Evangelium vitae 99). Pero esto conlleva dos actos: el acoger y reconocer con amor a ese niño, por un lado, y el ofrecerlo y confiarlo a la misericordia de Dios por otro. Es aquí donde entraría el “bautismo de deseo”. En esta celebración unimos el destino del no nacido al amor del sacrificio de la cruz en la Eucaristía. Confiamos su vida en los brazos de Jesucristo que se ofrece al Padre también por ese niño. No es una Eucaristía por un difunto sino un acto de la Iglesia que presenta a ese niño con un nombre concreto tal y como acoge a sus hijos en el bautismo y lo une en la comunión del sacrificio eucarístico para su vida eterna.

¿Cómo hacer un “bautismo de deseo”? Para comenzar hay que hacer el itinerario descrito anteriormente: Reconocer y reconciliarse con el no nacido, ponerle nombre y tejer su identidad. Luego ofrecer una Eucaristía por esta intención presentando el nombre del niño en el ofertorio y pidiendo la intercesión de la Iglesia celeste, la Virgen y los santos.

Existen ya iniciativas que unen la reconciliación y el bautismo de deseo como la peregrinación por la vida.